El ser humano tiene tendencia a establecer fuertes lazos emocionales con otras personas.
La teoría del apego sirve para entender las fuertes reacciones emocionales que se producen cuando ciertos lazos se ven amenazados o se rompen. Estos apegos provienen de la necesidad que tenemos de protección y seguridad, las cuales se desarrollan a edad temprana y tienden a perdurar a lo largo de gran parte del ciclo vital.
Partiendo de la concepción del duelo como un proceso activo, podríamos pensar que hay una serie de «tareas» que los individuos deben realizar para asimilar y superar sus pérdidas. Aquí las hemos reformulado y desarrollado como un conjunto de «desafíos» que la persona debe afrontar, haciéndolo de maneras diferentes en función de los recursos de los que dispone y de la naturaleza de la pérdida que ha sufrido. Es importante recordar que estas «tareas» no se realizan siguiendo ningún orden predeterminado y que no es necesario «darles fin» de manera definitiva.
El duelo es un proceso complejo que afecta profundamente el bienestar, la salud y la vida del deudo en los niveles físico, psicológico y social. Modifica su identidad, su visión de sí mismo, del mundo, de sus relaciones, personales, sociales y laborales.
Pensamos en tareas porque dan a la persona en duelo la sensación de hacer algo de forma activa, otorgándole sentimiento de fuerza y esperanza.
Estas tareas / desafíos son:
- Aceptar la realidad de la pérdida.
- Experimentar el dolor, trabajar las emociones.
- Adaptarse al entorno sin el ser querido: (adaptación externa, interna y espiritual)
- Recolocar emocionalmente y recordar al ser querido.
1- Aceptar la realidad de la pérdida:
Lo opuesto es la negación de la pérdida, que se manifiesta de diferentes formas:
- Bloqueo: anhelar que la persona fallecida vuelva, se tiende a negar la permanencia de la pérdida.
- Negar el significado de la pérdida: la pérdida se ve menos significativa («la verdad es que no teníamos buena relación»)
- Ausencia de objetos de la persona fallecida: (donar toda la ropa del fallecido inmediatamente) Estas son algunos ejemplos donde las personas en duelo tratan de protegerse de la realidad.
2- Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida: (sentimientos de tristeza, angustia, ira, culpa, soledad, etc.)
El dolor que se siente en este momento no es solamente emocional, sino que también se siente a nivel corporal. Es sumamente importante reconocer y trabajar este dolor ya que, de lo contrario, se manifestará por medio de síntomas o conductas disfuncionales.
Es necesario elaborar el dolor emocional para realizar el trabajo del duelo, ya que suprimirlo o evitarlo, puede prolongar el curso del duelo. Es importante tener en cuenta que no todas las personas en duelo experimentan el dolor con la misma intensidad ni de la misma manera.
Negación de la tarea 2: implica esconder, negar y evitar los sentimientos y pensamientos dolorosos. Algunas de las formas más comunes de negar los sentimientos son:
- Idealizar: solo recordar cosas agradables del fallecido.
- Evitación: evitar cualquier cosa que lo recuerde.
- Cura geográfica: muchas personas suelen realizar un viaje para poder encontrar en la distancia un alivio a sus emociones.
- Utilización de drogas y alcohol.
Es muy importante poder trabajar este dolor en el momento de la pérdida para que la persona en duelo no arrastre el dolor a lo largo de su vida ya que, trabajarlo posteriormente, podría ser mucho más complejo: (Ejemplo: transcurrido el tiempo de la pérdida, la persona en duelo podría tener un sistema social con menor apoyo).
3- Adaptarse a un medio en el que el ser querido está ausente:
Esta tarea implica poder adaptarse en 3 áreas:
- Adaptaciones externas: dar cuenta de cómo influye la muerte/pérdida en los actos cotidianos de las personas. Esta adaptación significa cosas diferentes para personas diferentes, dependiendo de cómo era la relación con el fallecido y qué roles desempeñaba cada uno en dicha relación. El que está en duelo no es consciente de todos los roles que desempeñaba el fallecido hasta algún tiempo antes de la pérdida. Muchos de los que están en duelo se resisten a desarrollar nuevas tareas o roles que antes llevaban a cabo su pareja (ej. viuda/viudo).
- Adaptaciones internas: dar cuenta de cómo influye la muerte/pérdida en la imagen que tiene la persona sobre sí misma. La muerte de un ser querido confronta al que está en duelo con cuestionamientos que suponen adaptarse a su propio sentido de sí mismo: no solo es verse como viudos/as. También implica poder adaptarse en cómo influye la muerte en la definición de su propia persona, en su amor propio y en la sensación de eficacia.
- Adaptaciones espirituales: dar cuenta de cómo influye la muerte/pérdida en las creencias, valores y supuestos sobre el mundo que rodea a la persona. La pérdida por una muerte puede suponer cuestionamientos a los valores fundamentales de la vida de cada uno (creencias religiosas, filosóficas, familiares, de educación, etc.). En el proceso de duelo hay un sentimiento de pérdida de dirección de la vida. Es por este motivo que la persona busca significados nuevos para poder darle sentido a la pérdida y poder recuperar cierto control de su vida.
4- Recolocar emocionalmente al ser querido y continuar viviendo:
Aquí es importante encontrar un lugar para el fallecido que permita a la persona que está en duelo estar vinculado con él, pero de un modo que no le impida continuar viviendo.
El duelo acaba cuando la persona ya no necesita reactivar el recuerdo de fallecido con exagerada intensidad en su vida diaria; poder seguir teniendo lo perdido pero transformado. La cuarta tarea se entorpece cuando se mantiene el apego con el pasado.
Por ello nos gusta usar la frase «Nada se pierde, todo se transforma». Este es el desafío de encontrar una nueva manera de vincularse con la persona que murió: entendiendo que su cuerpo físico no está pero el vínculo y amor que los unía puede seguir con una forma diferente a la anterior.